He recuperado mi bolso

A medida que voy cumpliendo años valoro más las cosas importantes. Esto hace que mire a mi alrededor y analice con más calma lo que sucede e incluso intento buscar una explicación de por qué eso está pasando.

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Esta semana me he encontrado con tres situaciones que están relacionadas entre sí.

La primera, leyendo en internet di con un texto que me hizo reflexionar. Numeraba una serie de situaciones que toda madre reconocería y concluía diciendo que la maternidad no era bonita. ¿Vosotras que creéis? Hablaba del cansancio, de la falta de tiempo para una misma, de lo dolorosa que puede llegar a ser la lactancia, del sufrimiento por los hijos, de no reconocerte, etc.

Yo me sentí totalmente identificada con cada una de las palabras que se expresaban en ese texto.

La segunda ocurrió en un centro comercial. Mientras tomaba un café con una amiga, en la mesa de al lado estaban unos padres con sus dos hijos de unos 4 años y 4 meses respectivamente. En un instante y sin saber cómo, al bebé de 4 meses se le derramó encima del pecho un café que estaba ardiendo. ¡Imaginaros esos padres! Al rato de conseguir calmar al bebé, la madre rompió a llorar, culpándose a sí misma de lo que había pasado. Imagino que fruto de la tensión del momento, o mejor dicho fruto del agotamiento, del estrés o de la soledad.

La tercera, me pasó a mí. Encontré un bolso por casa que ni recordaba que existía y sentí una ilusión tremenda. En más de una ocasión, me han preguntado si no llevo bolso, o dónde está ¡Eso mismo me preguntaba yo! Pero creedme si os digo que es en lo último que pensaba al salir de casa. Tengo suficiente con no olvidarme de coger el carro, los pañales, la leche, el paquete de pañuelos que ahora en invierno vienen muy bien, una muda “por si acaso”, los gorros, el neceser-botiquín que incluye un roll-on para chichones, el móvil, las llaves de casa… ¡ah! ¡Y dos niñas! Al final salía tan cargada que acababa guardando mis cosas en algún hueco del carro o en alguna mochila de Peppa pig.

A raíz de ver mi bolso, dije: ¡Es el momento!

El momento de “recuperar mi bolso” y sentir que soy la de antes de ser madre. La que cambiaba las cosas de bolso para llevar el que más combinara con el look de ese día. Lo hago ahora porque me siento preparada y liberada en el sentido que ya ha pasado lo más duro. Mis hijas, cada vez son más independientes y me hace disponer de más tiempo para mi.

Las tres situaciones tienen algo en común: que la maternidad no es tan bonita como la pintan. Con esto quiero llegar a todas las madres que están en el comienzo de la maternidad y que se sientan agotadas, perdidas, irreconocibles, para decirlas que estén tranquilas. Lo estáis haciendo muy bien y cuando menos te lo esperes, volverás a recuperar tu bolso. Igual que se recupera tu vida, la vida de pareja y las escapadas con amigas. Todo llega. A mi me ha llegado casi cuatro años después. A otras en dos y a otras en cinco. Pero no tengas prisa, saborea cada minuto porque el tiempo pasa muy deprisa, y sobre todo, no te culpabilices. Para tu hij@ siempre serás la mejor madre del mundo.

Y a la pregunta que os planteaba al principio, mi respuesta sería que lo bonito es el amor de una madre hacia su hijo, pero el resto, bonito, lo que se dice bonito, no es.

¿Qué opináis vosotras?

 

 

Miriam

@pedaleandocontacones

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